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QUE ES 'LA PUENTITA'

     Resulta enigmática la fecha de construcción de la Puentita, asi como el hecho de si esta enorme piedra que cruza la rivera está ahí de forma natural o la colocaron con técnicas ciclópeas nuestros antepasados.
     El caso es que lancha sobre lancha ha resistido inamovible los embates de las impetuosas crecidas que año tras año, la cubren en repetidas ocasiones.
     Durante siglos ha servido de punto de unión entre Puerto Seguro y La Bouza o Escarigo.

Fuente: Puerto Seguro y su Entorno. José Ferreira Suárez y Gabriel Sevillano Ledesma.

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Sendero de La Puentita - La Senda del Burro - La Puentita.jpg
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UN POCO DE HISTORIA

     Su origen se pierde en el tiempo, posiblemente utilizado ya desde épocas prerromanas como el pueblo Vetón, durante la romanización y época visigoda.

    Aunque no hay referencias escritas, si hay informaciones que dan por seguro su mayor utilización tras la repoblación de finales del s. XII de las tierras de Ciudad Rodrigo y Riba de Côa por el rey de León, Fernando II.

    A finales del s. XIII el rey don Dionís de Portugal se apoderó de las tierras de Riba de Côa, conquistando también San Felices de los Gallegos en 1296, siendo el señor de estos lugares durante 32 años (mandando construir el castillo y posiblemente reedificar el Puente de Barba de Puerco o Pte. de Los Franceses).

RELATO DEL BURRO RUCIO:
   "Llegué a Puerto Seguro en 1955, cuando tenía tres años, procedente de un trato en la Feria de Lumbrales.

Frecuenté el camino de La Bouza y además de llevar y traer el correo por él, transporté frutas y otros productos de un lado a otro y atravesé con prudencia y miedo, y con algún resbalón, las lanchas de La Puentita.

     No era gratuito mi temor y temblores al tener que atravesar las lanchas de La Puentita. La explicación estaba en el día que perdí el control y el desliz acabó conmigo en el charco, arrastrando a mi amo que me llevaba del rabero. Fue un día lluvioso de primavera en el que venía crecida la rivera y el caudal estaba a punto de cubrir el paso y parte de las lanchas del camino. Mi amo asustado vacilaba al pretender ayudarme. Él había oído que los burros nos ahogamos por el culo y, nervioso como estaba, no sabía si sacarme del agua levantándome por el rabo o tirando de la cabezá por el rabero. La corriente nos llevó violentamente hasta unas piedras por las que, asustados, conseguimos salir los dos a cuatro patas.

     Toda una vida haciendo los mismos caminos: Puerto Seguro, Lumbrales, La Bouza, San Felices, Villar de Ciervo…


     Por estos andurriales transporté sobré mi lomo el tabaco de los estancos. El correo diario cargado de noticias familiares, de amores y de emociones. Traje mucha pana a Puerto Seguro y a La Bouza para que vinieran a comprarla los portugueses. Transporté todas las mercancías ltramarinas para los comercios: azúcar, chocolate, café, achicoria, conservas, escabeches, salazones: pulpo y bacalao. Hojas de tocino. Muebles, como camas, armarios, aparadores y cómodas. Herramientas y aperos de labranza: cabezás, albardas, colleras, coyundas, cinchas y tajarrias, arados, azadones, azuelas, espiochas, briendos, yugos, barzones… Telas, calzados.


     Todos los objetos y útiles del hogar… Y, lo más importante, transporté jóvenes llamados a la guerra, soldados reclutados para hacer el servicio militar, emigrantes a América del Sur, viajeros cargados con una maleta de madera, que atada con una cuerda iba llena de ideales, sentimientos e ilusiones..."

El relato completo del Burro Rucio lo puedes leer en esta página web.

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